Sueño y realidad en los Juegos Olímpicos

Terminó para Argentina la XXV edición de los Juegos Olímpicos y Atenas 2004 difícilmente será olvidada. Para ello, los recuerdos se van a encargar de la mejor parte: hacernos revivir este momento legítimo y siempre deseado por el deporte nacional.
El remo había conseguido el último oro argentino en Helsinki 1952, de la mano de Tranquilo Capozzo y Eduardo Guerrero. Aquella fecha había quedado como una marca infranqueable, como quedará para la posteridad el 28 de agosto de 2004.

La primera medalla para la Argentina en estos juegos la alcanzó Georgina Bardach, la nadadora cordobesa de 20 años, que se sumergió en el historial olímpico con un tercer puesto en 400 metros combinados.

El tenis, en dobles femenino, también se colgó la medalla de bronce. Paola Suárez y Patricia Tarabini fueron las responsables de la consagración en esa disciplina.

Las Leonas, haciéndoles honor a su apodo, salieron desde el primer partido dispuestas a todo. Su ambición las llevó a subirse una vez más al podio. La medalla de bronce fue la respuesta a todo su esfuerzo.

El tercer puesto que alcanzaron Carlos Espinola y Santiago Raúl Lange en Vela, modalidad Tornado, fue el cierre victorioso que imaginaba la dupla.

Pero faltaba el fútbol y el básquetbol. Los dos deportes por equipos más populares alcanzaron la cima. Primero fue el turno de la selección de Marcelo Bielsa, venciendo a Paraguay con un gol de Carlos Tevez.

Y el éxito no les tardó en llegar a los dirigidos por Rubén Magnano. Fue entonces cuando Emanuel Ginóbili y compañía salieron dispuestos a quedarse con la medalla dorada, derrotando a Italia por 84-69.

Terminaron los Juegos Olímpicos y Argentina logró su mejor victoria: hacer realidad lo que siempre soñó.